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  • LAS FORMAS DE LA POESÍA.-

Cesar Vallejo nunca se sujetó a reglas y decía que para poetizar “había que redistribuir la lengua común” y así utilizó sustantivos por adjetivos e inventó onomatopeyas eliminando los nexos entre palabras o versos y también utilizaba palabras que no figuraban en el diccionario o las inventaba.

 

El significado de las palabras no debe ser estático y la poesía debe ser el movimiento de las mismas.

 

Cada poeta inventa su propio movimiento, eligiendo las palabras que le son afines, configurando con ellas un dibujo singular.

 

Este movimiento es lo que llamamos “ritmo”

El ritmo en poesía se debe sentir como se siente en una melodía, a base de seleccionar las palabras y disponiéndolas de forma cerrada o forma particular de colocarlas verbalmente, alterando su espacio gramatical lógico si así conseguimos más ritmo o más expresividad.

 

Lo importante es saber adaptar lo que se dice a cómo se dice.

 

El inicio de un poema lleva a su culminación porque te conduce a su totalidad. Este inicio lo produce un sueño, un encuentro, un recuerdo, una visión, un deseo...

Y podemos iniciar un poema con una interrogación

                                                                   comparación

                                                                   exclamación

                                                                   negación

                                                                   afirmación

                                                                   descripción

                                                                    o diálogo.

 

Cuando no te dejas ser lo que eres, enfermas, pues de la misma manera, cuando te mutilan tu forma de expresión poética dejas de ser tu.

El concepto de la vida en Fernando Pessoa, por ejemplo, se desdobla al escribir y presentaba registros poéticos distintos, y decia:

“Procuro decir lo que siento

Sin pensar en lo que siento

Arrastrando las palabras en la idea

No logrando sentir lo que debería sentir

Y aún así, soy alguien

Que descubre la naturaleza

Argonauta de verdaderas sensaciones”

 

En definitiva, nos da una sugerente definición de cómo hacer poesía y para qué sirve.

 

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  •    El verso libre y el regular.-

El verso regular es propio de la poesía tradicional y clásica, donde el ritmo lo impone el número fijo de sílabas, la rima y las pausas métricas.

 

La poesía actual tiende y se manifiesta en el verso libre, incluso se pretende que no haya ninguna rima ni consonante, ni asonante. Se trata de determinar el ritmo del poema a través de la emoción del poeta, de su intuición y decisión personal en cada verso.

 

Cada poeta debe conseguir su propio ritmo por la emoción vivida, pero para conseguir ese ritmo hay que tener fluidez y alguna regla rítmica que no se pueden eludir en el poema. Es necesario, por tanto, conseguirlo a través de:

repetición de palabras

versos que comiencen por el final del anterior

versos cortos junto a otros largos

tener ausencia de uniformidad

hacer encabalgamientos (invadir el verso siguiente si lo que desea expresar es muy largo)

combinar versos coincidentes en la acentuación de las palabras

buscar la espacialidad de las palabras en cada verso (el sitio justo que le corresponden o quiere el poeta que le correspondan).

Cada poeta decía (Gustave Kahn) experimenta su emoción en forma de olas, con una distinta inspiración y amplitud.

 

Navarro tomás, define el verso libre diciendo que “el único elemento tradicional indispensable es el ritmo. Pero no es el ritmo acentual silábico, sino el ritmo propio, espontáneo y adecuado que se produce por la emoción íntima del poeta”

 

Es importante conocer la opinión sintetizada de Vicente Huidobro sobre su concepción de poema, que se conoció como la teoría creacionista, donde dice:

Que el poema es la inauguración de un mundo independiente de la realidad, donde “se combinan palabras e imágenes descubriendo la palabra latente que está debajo de la propia palabra, siendo la poesía como es, “la palabra recién nacida”

Huidobro le daba mucha importancia a la no utilización de los adjetivos en los versos y utilizar en su lugar sólo sustantivos: “evitar adjetivizar porque éste si no da vida, mata”.

Añadía que el poeta debe alejarse para hacer poesía del lenguaje hablado, incluso crear nuevas palabras que los demás entiendan y signifiquen:

 

“Que el verso sea como una llave

que abra mil puertas

una hoja que cae: algo pasa volando

cuanto miren los ojos creado sea

y el alma del oyente quede temblando”

 

y pensaba que “el poeta es un pequeño dios”

 

La poesía en definitiva es un lenguaje con un sentido estético y coherente no con la realidad, sino consigo mismo, cuyo estilo moderno, tiende a sugerir, crear ambiente emocional, hacer soñar como una melodía o como una magia que invoca la existencia u origen de las cosas, las revela, las recrea y las saca de su ocultez para que el “esotro” pueda reconocer en su inmediatez y ver por dentro las cosas poniendo en movimiento la emoción y los sentimientos descubriendo lo oculto de la vida, lo que no se puede explicar de otra manera, lo innombrado, lo misterioso del ser, lejos del esoterismo y de la ciencia.

 

Es una forma de existencialismo o “realidad degradada” como lo titula “Zbiguiew Herbert” diciendo que “ lo más bello es aquello que no existe” porque podemos imaginarlo como queramos, creándolo según nuestro concepto de vida y de existencia, según nuestra peculiar manera de captación de los objetos y según nos apetezca simbolizarlo.

 

Se recurre a desmitificar el mito y volverlo a componer, es decir, se recurre a desacralizar lo sagrado y mitificar lo vulgar mediante escepticismos, ironía, imágenes fantásticas, lenguaje expresivo e ideas “dadaístas” –usar lo que no es propio de un uso concreto o lo que no sirve- y símbolos conceptuales.

 

Algunos poetas usan para crear poemas modernos lenguajes cotidianos, pero evitando estilos preconcebidos –se trata de evitar la dicción poética con el mismo cuidado que otros ponen en adquirirla- y el éxito es sorprendente porque choca, hace pensar y revoluciona a los super-entendidos y ortodoxos eruditos de la literatura y la lingüística.

 

En mi opinión, para ser un buen poeta, no es necesario –aunque convenga y sea formativo- conocer la historia de la poesía y de sus diversas tendencias, ni tan siquiera las obras de otros autores, porque la poesía es una abstracción del sentimiento expresado con el lenguaje, por lo que sólo hace falta conocer los secreto del lenguaje y aplicarle recursos idiomáticos que vulneren la prosa, la trascienda y la metaforseen en melodía pura, ritmo, símbolo, idea, espacio, tiempo, dolor, amor, sufrimiento, alegría y cualquier otra pasión humana revelada, nunca describiéndola sino sugiriéndola o simbolizándola.

 

Oler algo y tras el sentido del olfato sacar emociones que expresadas con léxico metafórico, a veces agresivo, a veces refinado, cortante otras, atemperándolo con la ternura, usando la paradoja, etc, sin hacer referencia a ninguna historia, ni a lo convencional que se narra o cuenta, sacar con el poema un nuevo perfume que los demás puedan oler.

 

Para Vicente Aleixandre, hacer poesía es explorar la realidad para descubrir lo subyacente, por lo tanto, es conocimiento investigador. Vislumbrar ideas a través de los símbolos que emergen de las cosas y están ahí esperando que alguien los vea, los descubra y los saque a la luz. Esto es hacer poesía.

Esta forma de entender la poesía nada tiene que ver con la estructura lingüística, con la medida ni las formas estilísticas clásicas, sino que tiene que ver con la intuición y la sensación, con la libertad de expresión y el mundo visto desde una cuarta dimensión.

 

Porque, indudablemente, las cosas no son como son, ni las reconocemos como son, sino como quisiéramos que fueran. Cada poema es algo diferenciado y diferente, pues refleja la subjetividad del individuo sobre las cosas, para trasformarlo, sin fantasías irreales, en el conocimiento de su propia vida. Ciertamente nadie escribe poesía para otros –aunque el que escribe esté abocado y deseoso de ser leído- se escribe para sí mismo. Los que lo leen se ven o no reflejado en ella y pueden ver o no las cosas, pero el poeta ya las entiende y las ha visto, entendido y aceptado, aunque sea la duda eterna.

 

Pedro Salinas también opinaba que la poesía era la esencia de la realidad y, para ello, él busca en sus poesía “el tiempo”, busca eternamente la esencia de la mujer, con ”La Voz a Ti Debida”, desligando tiempo de espacio, tratando de ser eterno en cualquier lugar y en un tiempo desaparecido.

 

Debido a la simbología poética, las metáforas, las imágenes, la poesía nos lleva a un “hermetismo”, a un algo misterioso de difícil comprensión. Nos lleva a lo oscuro para que encontremos la luz. Si la poesía pudiera ser el encuentro después del hallazgo, evidentemente, para descubrir la esencia hay que encontrar el camino, abrirlo e indicarlo en el mapa poético. Si lo revelado es un misterio, deja de ser de interés y lleva al desánimo y desesperación del receptor poético. La alucinación que produzca ha de ser coherente y estar en relación con las cosas que pasan y con las cosas que se sienten –las que se pueden ver y las que no se pueden ver- porque de otra manera, no reconoceríamos las cosas y diríamos que el misterio es el propio poema o el poeta, y no podríamos decir que el poema descubre el misterio: debe ser un jeroglífico o un laberinto con entrada y salida.

 

Por tanto, ensamblar bien las imágenes con los sonidos y los ritmos nos dará una comprensión de lo manifestado y, en el peor de los casos, mediante antítesis, conseguiremos que se descubran los misterios o significados ocultos de la sensibilidad, del sentir y la emoción que le ha suscitado al poeta algo –sin importarnos que “algo” o que objeto ha sido el que suscitó la belleza del poema aclarador de lo presentido o posibilidad de – en la combinación de significados que sinteticen lo esencial, es decir, la simple belleza de los pétalos de una rosa que externamente es visible y provocadora y que, sin embargo, la serenidad de la poesía la recrea, la presenta cogida de su tallo, para que la puedan ver los ciegos, oír los sordos y oler los sin-olfato.

 

A veces es necesario inventar reglas poéticas para llevar a cabo la tarea que presenta la poesía y convertir la palabra sustantiva en adjetiva, onomatopeyizar las sensaciones, eliminar los nexos del lenguaje y crear metáforas que no se parezcan a su homónimo en nada.


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